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Maldito Paranoico

Marvin es Maldito Paranoico. Maldito Paranoico es Marvin. Es escritor, es pervertido, es fetichista, es sinvergüenza y neurótico. Marvin escribe sus artículos y los publica, aún tiene proyectos de ensayo y novela que está terminando. Cada vez menos personas lo leen. Sus temas son inusuales, pero originales. Marvin ha sido nadador, conferencista, instructor de natación, técnico en computadoras, profesor de escuela secundaria, administrador, asesor educativo. Colecciona fotos y vídeos de Silvia Saint y Aria Giovanni. Reconoce que es mañoso pero no depravado ni obsceno. Su perversión es fina, selecta y sobre todo discreta. Marvin ha tenido tratamiento psiquiátrico en varias oportunidades, ya no las necesita pues está venciendo por sí mismo la neurosis que lo aqueja ocasionalmente. Es un tipo dócil y razonable pero con carácter y temperamento.

Marvin es libre. Es tolerante con las mixturas pero fija sus propios límites. No es nacionalista, ni patriota, ni peruanista. No se cree ni aspira a ser un escritor o intelectual reconocido. Menos aún muere por la parafernalia literaria. Marvin no pertenece a ninguna religión pero cree que Dios existe aunque le falta fe. No ha tenido éxito con sus anteriores parejas, ahora siente que esa mala racha terminó. Le interesa mucho la política y la educación latinoamericana y mundial pero no es docente ni partidario. No le hace la patería a nadie. Es honesto cuando comenta un tema y mentiroso cuando escribe una novela o cuento. Tiene muchos proyectos que desarrollará. Quiere vivir y disfrutar todo lo bueno que haya en el universo. Marvin está desempleado desde hace aproximadamente cinco meses, pero como nunca antes en su vida está tranquilo y feliz.

Maldito Paranoico detesta Lima pero vive allí. No sabe por cuánto tiempo y, aunque suene paradójico, no tiene mucho interés en irse a otra ciudad o país. Marvin duerme hasta las diez u once de la mañana. Escucha música y lee el periódico en sosiego mientras desayuna al mediodía. Tiene ganas de nadar pero le resulta difícil porque en Lima cuesta caro, de modo que lo hace ocasionalmente. Sigue escribiendo con un frenético placer, con un espasmo indescriptible, es parte de su vida. Se baña en agua helada porque no tiene terma en casa. Lava en una lavadora automática, no plancha su ropa y en la tarde tiene listo el almuerzo. Usa un teléfono móvil sólo para que lo llame su novia.

Marvin siempre tiene dinero en el bolsillo, y cuando no lo tiene lo consigue, sobre todo si es para estar con su cholita, quien lo calienta en el frío limeño. Ella lo tiene hecho un baboso, pero como él no es machista no le molesta eso. También lo tiene afiebrado y exaltado hormonalmente. No es celoso y disfruta de estar a su lado. Ella le da todo, desde cariño hasta dinero. Lo ama y respeta mucho, hasta lo mima, lo engríe y lo consiente, lo deja trapo. Ella le hace la vida más feliz aún. Marvin se siente muy cómodo con su rutina, aunque prefiere algo más latente e impetuoso. Así es porque ha aprendido a disfrutar de cada situación de la vida: la holgura y la premura, la carencia y la abundancia, la soledad y la compañía, la quietud y el ajetreo.


Maldito Paranoico ha vivido cosas de las que no se arrepiente. Ha disfrutado su juventud con plenitud, recuerda casi nada de su niñez a pesar de que su novia le remembra cosas, ya que se han conocido desde niños. Las decisiones y hechos desacertados e infortunios de su pasado no lo perturban sino que le dejan múltiples enseñanzas. Ha trabajado desde pequeño y desde muy joven ha sido independiente y autosuficiente. Siempre ha pagado sus cuentas, aunque tiene una que a propósito no la cancela en una gran tienda comercial. A pesar de eso es responsable. Es deportista, no toma, no fuma, pero le fascina desquiciadamente el sexo. Tiene pocos amigos y ama sólo a un grupo reducido y selecto de personas.


Marvin ama la vida, como nunca antes. Es libre, como nunca antes. Es pendejo, como nunca antes. Es honesto, como nunca antes. Ama, como nunca antes. Es feliz, como nunca antes. Y escribe como nunca antes. Marvin es el personaje principal de mi novela Maldito Paranoico. Te llegará a fascinar, te lo puedo asegurar.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
sigues estando loco,,, jajaja bye
H ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown ha dicho que…
Te sigo leyendo
Eder ha dicho que…
Wwowww esta bueno, me gusta, es fluido y palpable, casi casi me veo reflejado alli

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Ella tiene treinta y tres años, yo treinta y cinco. Ella es nacionalista, yo no. Le gusta el adobo, a mí el pescado y los mariscos. Ella es muy buena, yo soy una rata. Ella trabaja duro todo el día, yo hueveo duro mientras tanto. Ella tiene fe en Dios, yo creo pero me falta fe. Ella toma leche, yo tomo café. Le fascina la salsa, a mí el rock. Le gusta bailar, a mí no tanto. Ella se baña en agua tibia, yo en agua helada. Tiene una sonrisa deliciosa, yo no. Ella es paciente, yo frenético. Ella es hogareña, yo soy callejero. Ella es más alta que yo, pesa un poco más que yo, es delgada y estilizada. Ella tiene cabello abundante, yo me corto casi al ras. Ella era degustadora ahora es mercaderista, yo soy escritor. Ella calza treinta y nueve, yo cuarenta. Le gustan los colores naturales, a mí los intensos. Ella es celosa, yo no. Ella sabe cocinar, yo no. Le encantan los dulces, a mí los salados. Ella es timorata, yo soy sinvergüenza. Ella es decorosa, yo soy pervertido. Es pudorosa y yo

COSMOPOLITA

Yo nací en Perú. No me avergüenza ser peruano, pero tampoco me siento orgulloso de serlo. No canto el himno nacional, no me pongo la mano al pecho ni saludo a la bandera en los eventos oficiales. No creo que Perú sea más grande que todos sus problemas. No voté por Machu Picchu para que sea una de las maravillas del mundo. No creo que Perú clasifique al siguiente mundial de fútbol profesional. No me siento orgulloso del pasado histórico ni veo el futuro del país con optimismo. Debo aclarar que no me siento – como muchos de mis ridículos y acomplejados connacionales – un transeúnte accidentado que tuvo el infortunio de nacer aquí porque sus padres o abuelos fueron europeos o norteamericanos o de cualquier otro país. El patriotismo me es indiferente, y el nacionalismo limitante. No compro productos sólo porque digan que son peruanos ni nada por el estilo. Creo que la historia peruana registra algo para aprender y no para sentir orgullo. Desde el imperio de los Incas hacia adelante n